POR EL CAMINO DE CUBA ROJA
Rafael
Gallegos Blog núm. 346
- --- Felicitaciones Miguelito – le expresó Nicolás
Maduro a su nuevo colega Miguel Díaz-Canel por su “elección” como Presidente de
Cuba - antes de acudir a visitarlo
personalmente.
“Miguelito”, me quedé
pensando mientras leía en el chat un alerta porque habían esparcido miguelitos
en el puente de caraqueño de Santa Fe, y dañaron unos cuantos cauchos. Tal vez
los miguelitos no hagan tanto daño en Cuba, total, con ese paupérrimo parque
automotor luego de sesenta años de comunismo, allí no hay mucho caucho que
espichar; pero en Venezuela todavía quedan unos cuantos en nuestros carros que
cada vez más viejos en su ruta Cuba Roja de convertirse en antiguos y sin
repuestos.
Tal vez he debido titular
“Por el camino de Castro”, parafrasearía mejor la obra inmortal de Marcel
Proust y además decir Cuba y decir Castro es lo mismo… por ahora.
Sobre todo luego de oír a Díaz-Canel
participándole a los sufridos cubanos que seguirá el régimen de partido único y
que no se desviarán de la gloriosa ruta del socialismo. ¿Un lineamiento para Venezuela? Porque si bien aquí todavía
no hay partido único, Primero Justicia, Voluntad Popular, Puente y otros tantos
quedaron fuera de las “elecciones” (así entre comillas). Y en cuanto a los
líderes, por ahora están inhabilitados Capriles, Ledezma y Leopoldo. Cualquiera
de ellos le hubiera dado una paliza al mejor candidato de la “revolución”. “Espéranos
Miguelito que ya vamos para allá… partido y líder único”- estarán diciéndole
nuestros soberanísimos “revolucionarios”.
Porque la “revolución” venezolana
coge línea con la ruta del estado comunal (léase comunismo) y con las “elecciones”.
Además avanza a paso de vencedores con la galopante desnutrición infantil, el
hambre generalizada, la forzada y masiva exportación de cerebros. Los
gobernantes rojos sin ninguna vergüenza parafrasean a la extinta Pan American
cuando le dicen al pueblo: hágase comunista ahora y coma después… si acaso.
“Demócratas” del mundo se
unieron a Maduro en la felicitación a Díaz-Canel. Como el aspirante a la
eternidad Evo Morales. El execrado de la reelección infinita Rafael Correa. Ji,
el amo vitalicio de China. Igual hizo Putin en su deseo de revivir a Cuba como
satélite cubano. Poco les importó la dictatorial condición monopartidista de la
isla.
PERO…
¿QUIÉN MANDA A QUIÉN?
Impresionante el discurso
del jefe Raúl Castro cuando palabras más palabras menos expresó que si
Miguelito se portaba bien, le entregaría le secretaría del Partido Comunista cuando
cumpla… 90 años. Si se porta bien.
No nos engañemos, quien
manda en Cuba no es, ni de lejísimos Miguel Díaz- Canel. En la Cuba de hoy
aplica la anécdota gomecista de cuando Juan Bautista Pérez era el pomposo
Presidente de la República y el dictador Juan Vicente Gómez, que vivía en
Maracay, el humilde jefe del Ejército. El pueblo decía: el presidente vive en Caracas;
pero el que manda está en Maracay.
El jefe de Cuba sigue
siendo Raúl. El nombramiento de Díaz- Canel retorna a la revolución cubana a
sus primeros días, cuando el Presidente era Urrutia y el jefe Fidel. O cuando
el presidente era Dorticós y el jefe Fidel. Nada nuevo. Así fue hasta 1976
cuando Fidel Castro asumió la presidencia. Hoy Raúl la cede, pero sigue de jefe
del partido hasta que llegue a sus floridos 90 años.
Es decir, quitémonos el
velo, en Cuba no hay transición, apenas un reacomodo. Razón tenía el gran
Rómulo Betancourt cuando le dijo a Urrutia que no lo reconocía como Jefe de
Estado porque el jefe era Fidel Castro.
Pero como los desenlaces de
la política son sorpresivos, habrá que seguir la trama del reacomodo cubano, no
vaya a ser que a Miguelito se le ocurra ejercer la muy ocurrida ley de la
patada histórica.
La misma patada que le dio
José Tadeo Monagas a Páez, Linares Alcántara a Guzmán Blanco, Gómez a Castro y paremos de contar. Y la misma que
le dio Gorbachov, joven, tecnócrata y heredero al comunismo soviético que al
igual que el cubano de hoy, languidecía.
Lo trascendente de esta
casi improbable patada sería la cantidad de miguelitos que saltarían a los cauchos de Evo, Ortega, Maduro y otros adláteres de la
Cuba roja.
Pero no se equivoquen, el
jefe sigue siendo Raúl, ya que sigue al mando del Partido Comunista. Es decir – una ayudadita para nuestros
gobernantes- no reciban órdenes de
Miguelito y cuando lo hagan, cerciórense que estas estén avaladas por Raúl. No
vayan a quedar mal con el jefe.
¿Quién lo duda? Venezuela
sigue el camino de la Cuba Roja. En economía, represión, democracia, hambre,
diáspora. ¿Igualito? Seguramente habrá alguna diferencia de colorido, nosotros,
en un alarde de autonomía, somos dojo
dojitos.
¿Y qué opinará de Miguelito
el sufrido pueblo cubano?
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