NACIDO EL TREINTA DE JULIO
Rafael
Gallegos Blog núm. 302
El 30 de julio, supuesto
día de la elección para la inconstituyente, se jugaría el destino de Venezuela.
El destino, del que parafraseando a Jorge Luis Borges diríamos que era el
conjunto de cosas que le dábamos carácter esotérico luego habernos
sucedido.
La “revolución” se juega a Rosalinda. Saben que nadie los quiere,
abandonaron la vía democrática inventando una forma insólita de contarse donde el
15 % del país monta la bota por una vía y que electoral al 85 % que no los soporta. Acaban con la
regla de oro de la democracia – la mayoría gobierna- y eliminan la
proporcionalidad, pues cada diputado de las grandes ciudades representará a
cientos de miles de venezolanos, mientras que las zonas despobladas si acaso a
dos o tres mil almas. Además, le huyen al referendo para determinar las bases
comiciales y la misma realización del evento, como si el país fuera de ellos. Por
ello hablamos de inconstituyente, porque Constituyente sería… todo lo contrario.
Y si no nos ponemos las
pilas, podrían imponerse. Nadie iría a votar, cosa que no les importa. Es de
imaginarse la alegría de las rectoras del CNE, que seguramente los proclamarían
en tiempo record y la Asamblea Constituyente se instalaría hasta ese mismo día.
Como tanta gente no cabe en el Hemiciclo, tal vez se juramentarían en el patio
del Parlamento, en el Teresa Carreño, o en el mismo Poliedro. Su primera acción
sería eliminar la Asamblea Nacional (seguramente la primera motivación de esta
inconstituyente), luego irían por la Fiscal y por otros personajes que les
molestaran su ruta hacia el totalitarismo. Después harían leyes contra el
terrorismo de pancarta y de manera legal legalita apresarían a los líderes de
la “derecha fascista”. Tal vez legislarían contra lo que queda de propiedad
privada y hasta es posible que imiten a su maestro, líder y “martillo” Fidel
Castro, que en 1961 se declaró marxista leninista. Y cuidado y nos integran en una “Cubazuela”.
Nos estamos copiando del
peor alumno del salón, el comunismo cubano, por ello estamos tan “raspados”
como país. Si lograren imponerse se aceleraría el hambre, la escasez, la
inflación, los hospitales enfermos, los estantes de supermercados y farmacias o
vacíos o llenos de refrescos, los niños desnutridos, los neonatos mal
atendidos, los buscadores de basura, la dieta de Maduro, los presos políticos,
las empresas quebradas, el 70% de caída del agro, la pre quiebra de Pdvsa, le
crisis de la electricidad, el hierro y el aluminio; los juicios militares a
civiles, el sueldo mínimo más bajo de América, la violación a los derechos
humanos, la diáspora… hasta llegar a convertirnos en un marasmo como el cubano,
el corea del norte o tantos fracasos humanitarios que en el mundo han sido.
Pura revolución tóxica.
El treinta de julio sería la
“Y” del camino. Si en la ruta logramos rescatar a Venezuela, se revertiría este
derrotero hacia la represión totalitaria.
Aflorarían la Libertad, Democracia, Justicia Social, libertad empresarial,
rescate de la industria petrolera, del agro, de las empresas básicas. Nos
convertiríamos en un país como muchos de América Latina, donde las familias no
se quiebren cuando los jóvenes emigran con su Patria en el corazón, donde el
que trabaja puede vivir y los gobiernos que no sirven son sacados en elecciones
limpias, y las soluciones se buscan en democracia. Ah! y donde los líderes
respeten los puntos de vista diferentes.
¿Que no hay programa de
gobierno? Claro que si: democracia, elecciones limpias, independencia de
Poderes Públicos, libertad de empresa, regreso de los exiliados, rescate de la
economía, descentralización, armonía y respeto al disidente… esto, más que un
programa de gobierno, sería una revolución (en el buen sentido de la palabra).
¿Qué no hay ningún líder
preparado para gobernar? Observen este liderazgo emergente. Mujeres y hombres
jóvenes, jovencitos y viejos, tan preparados como pocas veces en la historia
de Venezuela. Al lado de los “estadistas
revolucionarios”… parecen Churchill.
¿CÓMO
TOM CRUISE?
El 30 de julio o antes, si
logramos que no haya inconstituyente, habrá un parto nacional: una nueva
Venezuela, o más oscurantismo. Los venezolanos venimos, como el personaje de
“Nacido el cuatro de julio”, de un largo Viet Nam, donde nos han mutilado la
calidad de vida. Y como éste luchamos irrevocablemente por la Libertad.
Somos más, muchos más, y
tenemos la razón. En Venezuela hay una rebelión profunda como solo se ve en
extremos de sobrevivencia, porque el comunismo es la muerte de los pueblos y
sabemos que luego de la inconstituyente, solo nos quedaría llorar como Baobad. Y si a ver vamos, estamos mejor que Bolívar en
Pativilca cuando dijo “Triunfar”.
¿Y Entonces? Pilas y
guáramo son nuestras primeras necesidades.
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